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Para que un abogado/a se convierta en un buen mediador/a, lo más importante es “quitarse la toga”: ¿Se atreve?

By 23rd marzo 2022 One Comment

Ana Criado Inchauspé, presidenta Asociación Madrileña de Mediadores. Analista y Gestora  de Conflictos.

La autora de este artículo, con más de quince años de experiencia en el mundo de mediación, uno de los referentes a nivel nacional en nuestro país, diserta en este contenido en cómo romper la barrera tradicional que separa al abogado de ser mediador.  Para esta experta “quitarse la toga” consiste en entender que lo importante es resolver el conflicto, más que ganar la demanda, porque usted ya sabe que la mayoría de las sentencias, no resuelven los conflictos”.

Vaya por delante que la calidad de un mediador o una mediadora, nada tiene que ver con su formación de origen. Afortunadamente, la Ley 5/2012 de Mediación en Asuntos Civiles y Mercantiles, no cierra el ejercicio de la mediación a ningún colectivo profesional. 

La arquitectura, la medicina, la psicología, el trabajo social, la antropología, la ingeniería, entre otras muchas profesiones, cuentan con grandes profesionales de la mediación

Personalmente, creo que las dos grandes cualidades que debe ostentar cualquier persona que medie son: la humildad y la paciencia. ¿Lo es usted? ¿Sabe lo que significa estas dos cualidades en mediación? Le invito a seguir leyendo.

Humildad, porque los mediadores acompañamos a las partes en la resolución de su conflicto, siendo ellas las que deciden el desenlace final. Entendemos que cada persona resuelve su conflicto como mejor le conviene, y/o, como buenamente puede. Somos conscientes de que a pesar de ser “el profesional” en las sesiones de mediación, no somos los que tenemos la solución, son ellos. 

Paciencia, ya que el conflicto va evolucionando a lo largo de las sesiones de mediación. Los mediados muchas veces van y vienen en sus decisiones, porque así lo necesitan, o porque van cambiando de opinión en función la reacción de la otra parte, de las ofertas que se barajan encima de la mesa, o de su emoción. 

La paciencia también implica invertir tiempo. Las partes necesitan un espacio donde no se las hostigue, donde se sientan seguras y escuchadas. Escuchadas de una manera especial: con la cabeza, pero también con el corazón. Los mediadores no imponemos el ritmo, son los mediados quienes lo marcan.  La mediación es el arte de la escucha, y escuchar significa no interrumpir, no opinar, no aconsejar y respetar la opinión de la persona que está hablando, por muy disparatada, extraña o complicada que nos pueda parecer. Difícil ¿verdad?

Si usted abogado/a, cuenta con estas dos cualidades en los términos descritos, bien empieza para convertirse en un buen profesional de la mediación. 

Hay que resolver el conflicto

De todas las profesiones, la abogacía cuenta con una ventaja extraordinaria: si el conflicto no se resuelve por las buenas, lo hará por las malas, es decir sus clientes acabarán en un juicio contencioso.

Los abogados son conscientes de la lentitud de los juzgados, de la lotería que supone que resuelva un juez/a u otro/a, y del coste emocional que conlleva una guerra encarnizada en un juzgado para una familia, una pareja, un vecindario, dos empresas, etc.

Es en ese paso: en la decisión de intentar un mutuo acuerdo o un contencioso, donde el abogado/a tiene un papel primordial.

Por ello, para que un abogado/a se convierta en un buen mediador/a, lo más importante que debe hacer es “quitarse la toga”.  ¿Se atreve?

Ana Criado Inchauspé, presidenta Asociación Madrileña de Mediadores.

Quitarse la toga” consiste en entender que lo importante es resolver el conflicto, más que ganar la demanda, porque usted ya sabe que la mayoría de las sentencias, no resuelven los conflictos. 

En resumen, el profesional de la abogacía debe desde el principio, desligar la demanda del conflicto planteado. Ver más allá de la legislación aplicable, y, por ende, del contencioso como única salida. 

Dar un paso más, e intentar ver cómo le va a ir la vida a esa persona, que ha confiado en su criterio, tanto con una sentencia favorable, como con una desfavorable. ¿Tiene sentido para usted?

Hay veces que se gana perdiendo: entendí realmente la necesidad que había detrás de todo lo que se planteaba en la demanda, y fui capaz de negociar, no aferrándome a todo lo que yo pedía. En ese caso, muy probablemente la ejecución se realice sin problemas. ¡Bingo!

Hay otras que se pierde ganando: el juez nos dio la razón, pero esa victoria va a empeorar la relación familiar, profesional, o personal de mi cliente con la otra parte. Es más, ahora el/la que ha perdido se siente humillado/a y no vamos a poder entendernos en la ejecución de esa maravillosa sentencia, en la que nos dieron la razón. ¿Le suena?

Se habla de Personas y no de Clientes 

Seguimos… Es determinante cambiar el concepto de “cliente” por “persona”.  Este concepto de persona versus cliente, es una buena herramienta para entender lo que es realmente una mediación, y saber si está preparado para convertirse en mediador/a.  

Me imagino que como profesional de la abogacía, usted es consciente de que la demanda que usted presenta sobre su cliente, le afecta a él/ella personalmente, y que por lo tanto, el resultado de la sentencia va a impactar irremediablemente en su vida: familia, amigos, compañeros de trabajo, etc. 

En mediación se trabaja intensamente para que, con el acuerdo, “el conflicto” deje de afectar negativamente en las relaciones entre las partes en conflicto. ¿Le interesa?

Vamos finalizando… También hay que saber colaborar con otros compañeros y otras profesiones. Es decir, usted aun sabiendo mucho de derecho, deberá asumir que, si las partes deben ser asesoradas jurídicamente durante la mediación, deberá derivarlas a otro abogado/a para no perder la neutralidad. ¿Lo haría?  

El ser humano y el conflicto son complejos por lo que, como mediador/a, en algún momento del proceso si las partes lo necesitan, deberá contemplar la intervención de otro profesional: psicólogo/a, perito, economista, fiscalista, tasador/a, etc. 

Resumiendo: si usted es un/a abogado/a humilde, paciente, puede quitarse la toga, ve más allá de la sentencia, se preocupa por el futuro de las personas, quiere colaborar con otros compañeros y otras profesiones, además de formarse en un buen curso de mediación civil y mercantil reconocido por el ministerio de justicia, podrá llegar a ser, sin lugar a dudas, un gran profesional de la mediación. 

Es la única manera, créame.

¡Ánimo y a por ello!

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