Acayro Sánchez Lázaro,
@acayrosanchez
Magistrado-Juez del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 2 de Santander, España.
Cuando en el mes de mayo de 2020 se empezaron a celebrar los juicios telemáticos, posiblemente, la adaptación acelerada que se ha llevado a cabo ha superado con creces las previsiones.
Casi un año después, ya se han realizado más de 200.000 vistas telemáticas en toda España. Y, en este nuevo contexto, es indudable el cambio profundo que se está produciendo no sólo en su desarrollo sino también en la propia gestión de los Juzgados.
En el caso del Contencioso Administrativo nº 2 de Santander, la presencialidad es ahora la excepción. Por ello, adaptarse a los juicios online y la tramitación telemática se ha convertido en una necesidad.
Actualmente, en más del 80% de los procedimientos que tramitamos los profesionales no necesitan acudir ni una sola vez al Juzgado ya que, desde la presentación de la demanda, los traslados y la celebración de la vista oral es todo telemático, tienen conocimiento permanente y actualizado de nuestras actuaciones a través de la agenda judicial electrónica y el 99% de toda la tramitación es telemática.
Ese 1% que falta, y que está pendiente desde el 2016, se cumplirá cuando se nos habilite incorporar la grabación de las vistas telemáticas al sistema de gestión, momento en el que se dejará de usar el “DVD” que ahora se une a las actuaciones. Quizás con más implicación de quien ostenta la responsabilidad de impulsarlo, ya lo hubiésemos tenido.
Además, hemos podido implementar la opción de trabajar con flujos de datos y tramitación guiada en los procedimientos abreviados que suponen un 80% del volumen total del trabajo y permite reducir los tiempos de respuesta.
No obstante, son comprensibles las resistencias que aún existen por parte de algunos profesionales. Aunque también debo decir que, quien lo prueba, repite.
Ahora bien, por la experiencia acumulada hasta este momento, se podrían destacar los siguientes aspectos en las intervenciones de los Letrados que me han llamado la atención.
El primero, el ENTORNO desde el que se conectan. Sí, confieso. Me fijo. Básicamente porque, antes de iniciar la conexión, presuponemos que lo harán desde su despacho profesional de la misma manera que nosotros la hacemos desde el nuestro o de la sala de vistas.
Y ese entorno debe cuidarse porque transmitir organización genera confianza mutua. De hecho, como anécdota, debo decir que, lejos de la solemnidad propia de los juicios presenciales, en los momentos de la conexión y antes de comenzar la grabación, no son pocos los comentarios en clave de broma que se intercambian los Letrados al respecto porque claro, el arte, es arte, pero siempre hay cosas, cuanto menos, “curiosas”. Creo que es un aspecto vital a cuidar.
El segundo, la IMAGEN. Negarlo es faltar a la verdad. También me fijo y es porque los juicios telemáticos lo hacen inevitable ya que la potencian de forma continua. Y no es tanto una crítica como un recordatorio, también para mí, en cuanto que debe ser la misma que ya se cuida en las visitas presenciales. De acuerdo que ahora no se lleva toga, pero es que he tenido alguna vista telemática en la que una parte iba vestido demasiado informal.
El tercero, la VOZ. Entiendo que, al principio, se dude y se tienda a elevarla para que llegue bien. Pero nada más lejos de la realidad. Un requisito básico para el correcto desarrollo de las vistas telemáticas es que haya comunicación bidireccional permanente. Por lo tanto, una vez que por el juzgado y las partes se verifica que la conexión va correctamente, el tono de voz debe ser el normal. Enfatizando las partes más relevantes de la exposición, pero sin transmitir que es por las dudas de que se esté grabando con normalidad o que se está en un lugar muy lejano. Y sí, también alguno ha gastado bromas con un filtro en el tono de voz. Queda raro. No recomendable.
El cuarto, la MIRADA. Los juicios telemáticos son juicios en los que nuestra atención sobre el Letrado que interviene es, posiblemente, muy superior a los juicios presenciales. Nuestro foco de atención está en la pantalla por lo que el campo visual se reduce y la concentración aumenta.
Dicho esto, aunque es posible que el Letrado pueda leer su intervención, lo cierto es que produce un efecto extraño cuando lee el papel que tiene sobre su escritorio. Básicamente porque dejamos de verle la cara. Por lo tanto, siendo comprensible el empleo de notas y/o apuntes para enseñarlos en su intervención, creo que mejoraría la misma que los pusiera en la propia pantalla del ordenador de tal manera que le permitiera leer mientras mira a la cámara.
El quinto, el LENGUAJE NO VERBAL. Hilando con la anterior, es precisamente esa mayor y permanente atención la que permite que, a diferencia de los juicios presenciales, nos podamos fijar simultáneamente en la parte que no hace uso de la palabra porque se encuentra en la misma pantalla. Por eso, deben mantenerse las formas en todo momento, aunque no guste lo que oye. Es el derecho a la defensa. Es trabajo y no hay por qué tomárselo como algo personal.
El sexto, la DURACIÓN. La celebración de una vista telemática no implica necesariamente mayor duración. En ocasiones, se reiteran argumentos y, a partir de determinado minuto de exposición, puede perderse eficacia. En su día, el TEDH llegó a establecer como suficiente unos veinte minutos para poder ejercer correctamente el derecho a la defensa en el turno de palabra y el TJUE un máximo de treinta minutos.
Obvio que puede matizarse por las circunstancias de cada caso, pero debe evitarse la tentación de que, a mayor extensión, más argumentos porque no sucede así. La concreción cotiza al alza porque la atención y concentración es mayor sin necesidad de agotar los márgenes indicados.
Y, el séptimo, la ACTITUD. Sigue siendo clave. Presencial o telemático debe ser la misma y no depende de cuestiones técnicas. Razonable que se pueda tener cierta inseguridad, pero se supera con la práctica.
Finalmente, no me atrevo a dar un consejo, pero sí a hacer una pequeña reflexión.
Contrariamente a lo que podía esperar, la tecnología nos ha humanizado. A día de hoy, puedo decir que las relaciones con la gran mayoría de los profesionales son más cercanas. Si los juicios telemáticos se han consolidado ha sido gracias a ellos, su acogida ha sido abrumadora y no nos olvidemos que si empezamos allá por mayo de 2020 fue porque lo pidió una Abogada.
Una anécdota que podría resumirlo es que un día me atreví a comentarle a un abogado en modo broma que, hasta los juicios telemáticos, nunca le había visto sonreír. Tenía una idea errónea de él y, de hecho, pensaba que era un poco borde. La cuestión es que me respondió lo mismo. Y tenía razón. La solemnidad de las visitas presenciales, si bien no impide los saludos cordiales, conllevan una carga de tensión inevitable. Ahora bien, las numerosas pruebas de conexión previas de vistas telemáticas han facilitado conversaciones mucho más distendidas, conocernos mejor y eliminar absurdas impresiones.
Y termino diciendo que, posiblemente, lo que más se valora de un profesional es que, en su intervención, sea él mismo. Detrás de cada caso hay muchísimo trabajo de preparación previa. Eso se nota y por eso ninguna sentencia ha estado condicionada por la mejor o menor intervención online que haya realizado sino por los argumentos.