Por : Borja Adrados Urreiztieta Abogado y Economista
En los últimos años el sector de la abogacía ha evolucionado enormemente en comparación con la forma de ejercer que había hace apenas 10 años.
Palabras como firma digital de documentos, subir archivos a la nube, lexnet, sede electrónica, expediente digital… en la actualidad se usan con asiduidad y han transformado nuestra forma de trabajo de maneras que jamás podíamos haber imaginado.
Hasta hace bien poco, las demandas debían ser presentadas en papel y tantos juegos como partes existían en el proceso. Actualmente, gracias a la política de papel cero, las demandas se deben presentar mediante un programa informático llamado “lexnet” que funciona como una nube digital y con el cual podemos comunicarnos con los juzgados presentando cualquier tipo de documento, algo que hasta hace bien poco solo podíamos presentar en papel.
El pago de los impuestos a través de la Sede electrónica de la AEAT, la presentación de recursos mediante la ventanilla única del Estado… son unos pocos ejemplos de cómo la tecnología ha cambiado nuestra forma de trabajar, permitiendo al profesional mayor flexibilidad y comodidad.
Hace 10 años el abogado que tenía que salir de viaje y tenía que trabajar se llevaba a cuestas montañas de expedientes aunque solo tuviera que hacer un escrito de trámite. Ahora, con la digitalización de cualquier expediente, esas montañas se han reducido a unos pocos archivos digitales que se pueden transportar en cualquier soporte digital pudiendo trabajar con ellos desde el ordenador, la Tablet o, simplemente, desde el móvil.
Que la tecnología ha cambiado nuestra forma de trabajar es un hecho, pero lo más importante es que nos ofrece oportunidades que no tenían los compañeros hace poco más de 10 años.
La digitalización de los expedientes ha permitido que el profesional trabaje desde donde quiera, sin necesidad de encontrarse atado a un despacho u oficina. Esto ha conllevado a innumerables beneficios ya que es más fácil la conciliación laboral y familiar pudiendo trabajar desde casa, la proliferación de espacios de trabajo comunitarios (Coworkings) donde poder compartir espacio de trabajo con otras personas a costes mucho más asequibles que alquilar una oficina o a poder viajar sin necesidad de desatender el trabajo.
Los avances en las comunicaciones (móvil, mensajería instantánea, emails…) también han conllevado un gran avance en la forma en que la abogacía ha interpretado la relación entre abogado-cliente, permitiendo que esta sea mucho más fluida e inmediata. La manera que tenían los compañeros más experimentados de comunicarse con los clientes eran sobre todo tres (postal, telefónica y presencial).
Estas formas de comunicación, que todavía están vigentes en la actualidad, obligaban al abogado a mantener una cartera de clientes preferiblemente local, donde el cliente pudiese acudir al despacho para recibir información del asunto o que complementariamente se comunicara por vía telefónica.
Hace poco más de 5 años era impensable, a no ser que se contratara a un gran despacho de abogados de una ciudad importante, el contratar a un abogado de Castellón, Valladolid, Murcia o Burgos para que se encargara de la llevanza de un divorcio en Ávila.
Pero en la actualidad esta es una realidad posible y, además, fácil y cómoda. La relación abogado-cliente ya no es indispensablemente presencial, sino que gracias a los correos electrónicos donde podemos mandar y recibir documentos, a la mensajería instantánea o incluso a las videollamadas, no es necesario que el abogado y el cliente coincidan en la misma sala en ningún momento del procedimiento. Esto que antes era inconcebible, ahora es lo habitual y nos encontramos cada vez más compañeros de otra ciudad asistiendo a vistas o Audiencias Previas.
El avance en las comunicaciones abre oportunidades de negocio al abogado que pueda trasladarse a otras ciudades con la certeza que va a seguir prestando un servicio de calidad al cliente aunque no vivan en la misma localidad.
Esto unido a las páginas de captación de clientes ha llevado a la “democratización” de los servicios legales, ofreciendo una mayor transparencia y, sobretodo, mayor oferta a la hora de decidir a quien confía el cliente su asunto.
Páginas como “lexgoapp” han permitido que abogados tanto noveles como experimentados hayan podido acceder a una cartera de clientes que de otra manera no hubiese sido posible a no ser que se realizara una inversión en publicidad y promoción solo al alcance de los grandes despachos, haciendo que la elección del abogado sea en función de la capacitación y méritos del profesional.
En mi opinión, la evolución del sector de la abogacía gracias a la tecnología ha sido positiva para el sector, que ha emparejado las necesidades cada vez más exigentes del cliente en relación a la transparencia, precio y calidad con un sector que era opaco y difuso.
Esta evolución ha sido también positiva para el profesional que ha encontrado en la tecnología el perfecto aliado para poder ejercer su profesión de manera mucho más flexible, dinámica y con un coste muy inferior al que era necesario antes.
Para concluir, me gustaría advertir que esto no acaba más que empezar, que al sector le hace falta todavía mucha transformación y que seguramente sea de implantación más rápida de la que hemos vivido hasta ahora.
Es necesario seguir avanzando en la relación con el cliente desde el punto de vista digital, la tecnología blockchain, relaciones mucho más seguras y el big data o la Inteligencia Artificial harán el trabajo de investigación mucho más fácil y cómodo para el abogado.
Por : Borja Adrados Urreiztieta Abogado y Economista