Nuestro interlocutor es abogado experto en tecnologías disruptivas. Letrado especializado en Derecho societario, propiedad intelectual e industrial, protección de datos y cibercriminalidad. Autor del blog Algoritmo Legal (recientemente premiado por la Red Iberoamericana de Derecho Informático), Ricardo Oliva es también Director de Lenguaje Jurídico y Editor de Juristas con Futuro.
Es docente en cursos de postgrado, y escribe y habla sobre las cuestiones jurídicas que plantean internet y las tecnologías exponenciales, el emprendimiento digital, y Legaltech. Director y coautor de los libros «La Prueba Electrónica. Validez y eficacia procesal» y «Testamento ¿Digital?».
Nadie mejor para hablar de la transformación digital que está sufriendo el sector legal en general y la abogacía en particular. Puedes contactar con Ricardo desde su cuenta de Twitter y su email ricardo@lexmotive.com.
¿Podría explicarnos de dónde nace su vinculación al mundo tecnológico y de innovación?
Mi relación con la tecnología se remonta a la niñez. Recibí un curso elemental de programación en mi etapa escolar y fue allí donde se despertó mi interés por los ordenadores. Posteriormente me enganché a una serie de televisión llamada “Cosmos”, dirigida por el científico norteamericano Carl Sagan, que me dejó impactado por la forma sencilla como se difundía la historia de la astronomía y de la ciencia, y se explicaba el origen de la vida. Por aquellos años mi padre solía llevarnos al cine a ver películas de ciencia ficción (Star Wars, Alien el octavo pasajero, Blade Runner, etc.).
La conjunción de todos estos factores, probablemente, avivó mi interés por la tecnología al punto que tuve dudas entre estudiar Derecho o Ingeniería. Al final opté por la abogacía (y no me arrepiento).
Posteriormente he realizado diversos cursos de formación en WordPress, Cloud Computing y Marketing online, y me he dedicado a estudiar el fenómeno del Legaltech, todo lo cual me ha resultado de utilidad para mi trabajo como abogado. Está en mis planes estudiar la carrera de Informática en el corto plazo.
El riesgo, el cambio y la adaptación me resultan familiares porque soy una persona curiosa e inconformista por naturaleza. He tenido la suerte de vivir en varios países lo cual amplió mis perspectivas y visión de la vida (cuando tomas conciencia y te enfrentas al hecho de que otras sociedades tomaron “otras” decisiones sobre cómo organizar sus vidas y cómo lidiar con dilemas existenciales, no te queda otra que aceptar la limitación de tus paradigmas mentales y entregarte a la grandeza de la diversidad cultural).
Me considero un hombre idealista porque sueño con dejar –algún día- un legado positivo a la humanidad. Por eso no pierdo de vista la importancia de generar ideas nuevas que aporten valor añadido en mi trabajo y usar mis conocimientos para solucionar problemas.
Usted es abogado, emprendedor digital y docente de Derecho, ¿Dónde se siente más a gusto realmente?
Ante todo me considero abogado. Ahora bien todo abogado, como profesional liberal, no deja de ser un emprendedor. Si gestionas tu despacho como una empresa de servicios jurídicos tienes que serlo, en mi opinión.
Por ello resulta esencial que definas bien cuál es el “modelo de negocio” de tu firma, boutique o gabinete legal (es decir, identificar tu propuesta de valor, tu segmento de clientes y los canales a través de los cuales llegarás a ellos, los socios que tendrás y las alianzas que mantendrás, las actividades esenciales que realizarás, los recursos que necesitarás, la estructura de costes, y las fuentes de generación de ingresos que tendrás).
Como emprendedor digital propiamente dicho, he sido cofundador de dos startups legales (Jurist Planet y m3trify) proyectos de legaltech que no funcionaron pero que me dejaron una experiencia valiosa para afrontar con mejor solvencia mis proyectos actuales. Posteriormente creé Juristas con Futuro, portal dedicado al marketing jurídico y la innovación, el mismo que actualmente se encuentra en proceso de venta.
La posibilidad de ser docente es un privilegio, además de una experiencia fascinante. Yo disfruto tanto cuando comparto lo que sé como cuando averiguo lo que no sé. En mi opinión la docencia nos ofrece la posibilidad de intercambiar libremente nuestras ideas y de conectar con aquello que despierta curiosidad y hambre de conocimiento.
Cuando actuamos como profesores, docentes o formadores tenemos la fortuna de devolverle a la sociedad lo que hemos aprendido de ella y gracias a ella.
Como abogado, forma parte de los letrados convencidos de la transformación digital de los despachos. ¿Qué les diría a aquellos que aún no lo ven claramente?
Les diría que no tengan miedo al cambio puesto que estamos viviendo un momento magnífico para hacer grandes cosas en nuestro sector que marcarán los derroteros de nuestra profesión los próximos años.
Les recordaría también que el deseo ferviente por conseguir rentabilidad ya está empujando a los despachos de abogados y departamentos de asesoría jurídica de las empresas a incorporar tecnologías en su quehacer cotidiano que los hagan más eficientes.
Los que no lo hagan -en mi opinión- correrán el riesgo de quedar marginados. Por tanto, como ya dije en otra oportunidad, la innovación tecnológica se erige como la principal vía para lograr eficiencia en el sector legal durante los próximos años.
Actualmente la industria legal es más compleja que antes (hay más leyes, más regulación y más ramas del Derecho) y las exigencias jurídicas impuestas a las empresas y a los particulares son mayores que en el pasado. Sin embargo, el presupuesto que tienen las empresas para contratar abogados se ha reducido. Por tanto, si bien el abanico de servicios ofrecidos por los abogados ha aumentado, hoy en día enfrentan el desafío de tener que ofrecer más trabajo legal por menos dinero. El modo de compensar dicha disminución está en ampliar el espectro de servicios pero dentro de un marco de innovación tecnológica.
El reto está en saber identificar qué, cómo y cuándo automatizar una tarea legal. Para superar dicho reto los despachos deben considerar seriamente asesorarse por expertos que les ayuden en dicha labor.
Los abogados se enfrentan hoy en día al desafío de tener que ofrecer más trabajo legal por menos dinero. El modo de compensar dicha disminución está en ampliar el espectro de servicios pero dentro de un marco de innovación tecnológica.
A su juicio, ¿Cuáles son los principales cambios que van a sufrir los despachos de abogados?
Yo dividiría los cambios que sufrirán las firmas de abogados en dos grandes grupos:
1) En materia de marketing jurídico y gestión del despacho
2) En materia de innovación legal de la mano de las nuevas tecnologías o Legaltech
En el primer grupo incluiría cuestiones como la estrategia general del despacho y el desarrollo de negocio en la era digital y postdigital, la estrategia de contenidos y los nuevos canales de comunicación (vídeos, webinar, live streaming, podcast, etc.), los aspectos técnicos del marketing digital (SEO, SEM, analítica web, email marketing y programas de afiliación para abogados), lo referido a la marca personal del abogado, y las habilidades personales relevantes para gestionar la comunicación presencial y virtual con clientes, la prensa y la sociedad en general.
En el segundo grupo mencionaría la necesidad de conocer las herramientas digitales para mejorar la productividad del despacho, las aplicaciones de inteligencia artificial en el “back office” y “front office” de los despachos de abogados (más detalles sobre este asunto aquí), la digitalización y automatización de servicios legales, las herramientas de Legaltech destinadas a mejorar los resultados obtenidos por los abogados en los procesos judiciales, el diseño de smart contracts, los directorios de los abogados del futuro, y los marketplaces horizontales y verticales para abogados.
¿Cómo ven los jueces todos estos cambios? Usted en su blog Algoritmo Legal analiza siete sentencias del TJUE sobre estos cambios digitales. ¿Qué hay en común que le llame la atención?
Se trata de sentencias que se pronuncian sobre asuntos diferentes: el precio de una llamada al número telefónico de atención al cliente de la empresa por parte de un consumidor; la aplicación del impuesto sobre el valor añadido (IVA) a los libros digitales; el ejercicio del derecho al olvido sobre datos personales inscritos en el registro mercantil; la legalidad de las plataformas de intercambio en línea de obras protegidas por derechos de autor; la no consideración del bridge como actividad deportiva a los efectos de la normativa europea sobre IVA; la licitud de la cláusula contractual que prohíbe la venta de productos de lujo a través de plataformas como Amazon; y la consideración del servicio de Uber como un servicio de transporte y no un servicio de la sociedad de la información.
De todas ellas merece un especial comentario la sentencia del caso Uber. La lección que nos deja esta resolución es clara: si estás pensando montar en la Unión Europea una startup que pretenda ofrecer un determinado y concreto servicio electrónico de intermediación (plataforma en línea), ten presente que la utilización de medios informáticos -interfaz, software, aplicación para teléfonos inteligentes y plataforma tecnológica- no te garantiza, necesariamente, que dicho servicio vaya a ser considerado como uno de la sociedad de la información.
Mi recomendación es que te asesores con un experto que te ayude a analizar la viabilidad jurídica de tu modelo de negocio antes de ponerlo en práctica, así como a identificar si el sector en cuestión es uno regulado a fin de saber qué hacer.
Esta sentencia además tendrá –muy probablemente- repercusión en el caso Blablacar (el procedimiento seguido por la Confederación Española de Transporte en Autobús contra las empresas propietarias de Blablacar) actualmente en trámite por estar pendiente de publicación de la sentencia de segunda instancia.
Como emprendedor digital, ¿Qué es lo que hace que un proyecto a nivel de Legaltech cuaje en el sector legal?
La cruda realidad es que la mayoría de las startups fracasan. Hay estudios que demuestran que 9 de cada 10 startups no superan los tres años de vida (y esto se aplica también a las startups legales).
Para reducir las posibilidades de fracaso existen metodologías técnicas que mitigan el exceso de optimismo, aportan profesionalidad al proyecto e incrementan sus opciones de éxito.
Voy a mencionar algunas de las metodologías esenciales que, en mi opinión, debería conocer todo emprendedor Legaltech:
- El método Lean Startup cuya misión es ayudar a los emprendedores a evitar el derroche, a mejorar la tasa de venta de productos nuevos e innovadores, y alcanzar el éxito. Para comprender este método recomiendo leer el libro “The Lean Startup” del propio Ries;
- El Desarrollo de Clientes que parte de la premisa que una startup es un conjunto de hipótesis sin confirmar sobre su modelo de negocio. Este método recomienda a todo emprendedor elaborar un “producto mínimo viable” en el corto plazo para testarlo en el mercado rápidamente antes de lanzar la versión final del producto o servicio que se pretende vender. Para conocer el método recomiendo leer el libro “The Startup Owner´s Manual”, de Bob Dorf y Steve Blank;
- Herramientas procedentes del mundo del diseño para crear modelos de negocio innovadores (aportaciones de clientes, ideación, pensamiento visual, creación de prototipos, narración de historias y escenarios). Para conocer estas herramientas recomiendo leer el libro “Generación de Modelos de Negocio. Un manual para visionarios, revolucionarios y retadores” de Alexander Osterwalder e Ives Pigneur.
- Las metodologías ágiles para la gestión de equipos y proyectos (Scrum, Kanban) las cuales se basan en el trabajo colaborativo y en equipo. Para comprender estas metodologías recomiendo leer “Kanban and Scrum – Making the Most of Both”, de Henrik Kniberg y Mattias Skarin.
¿Por qué ha puesto en marcha Lenguaje Jurídico? ¿Tan necesario es que las normas sean claras?
LenguajeJurídico.org es un proyecto digital joven que nace con el objetivo de facilitar la comprensión del lenguaje jurídico a fin de poner el Derecho al alcance de quien lo necesite.
El Derecho está presente en los momentos vitales del ser humano (nacimiento, muerte, etc.), en su desarrollo laboral (regulación de contratos de trabajo, jubilación, pago de impuestos, etc.), y actividad empresarial (gestación, consolidación e internacionalización de negocios, concurso, etc.). Pese a ello, el lenguaje jurídico de las leyes, resoluciones administrativas y sentencias es críptico y oscuro lo que dificulta la clara comprensión del Derecho básico por parte de los ciudadanos.
Del mismo modo, los términos y condiciones de uso que emplean las páginas webs y aplicaciones móviles son kilométricos e ininteligibles para un lego del Derecho. Tales documentos legales no suelen tener en cuenta la situación particular de las personas mayores que no son nativas digitales, las personas ciegas y demás personas con alguna discapacidad física, por lo que el lenguaje jurídico no es tampoco inclusivo ni accesible para todos.
Esta situación genera diversos problemas o “dolores” jurídicos para el ciudadano: incomprensión, desasosiego, rechazo y pánico cuando se relaciona con el lenguaje jurídico.
Como he señalado en otra oportunidad, LenguajeJurídico.org pretende ayudar a calmar los síntomas de tales “dolores” jurídicos a través de la publicación de definiciones claras de términos jurídicos, artículos, vídeos y podcasts conteniendo información de utilidad que facilite el entendimiento del lenguaje jurídico a quien lo necesita: el ciudadano de a pie (ya sea, estudiante, trabajador, jubilado, desempleado, funcionario, consumidor, emprendedor o empresario).
LenguajeJurídico.org no pretende vulgarizar el Derecho ni minusvalorar su rigor técnico sino facilitar su comprensión a quien lo necesite, crear conciencia colectiva sobre el lenguaje jurídico claro, y hacer un llamado permanente a las autoridades para que adopten las medidas correctivas oportunas.
Para lograr dicho cometido contamos con un Comité de Expertos asesores entre cuyos miembros ilustres se encuentran Cristina Carretero, Estrella Montolío, Enrique Varela, Claudia Poblete, Borja Adsuara, Carlos Lluch, y el periodista Luis Javier Sánchez.
Siéntensen libre los lectores de este blog de enviarme tus recomendaciones y propuestas de colaboración sobre este proyecto si les parece interesante.
También es profesor de Derecho de diferentes entidades. ¿Estas universidades entienden el cambio digital?
Actualmente imparto tres asignaturas en el Curso Superior de Especialización en Derecho y Empresa Digital del Centro Universitario Villanueva de la Universidad Complutense de Madrid: “Implicaciones legales de las tecnologías disruptivas (inteligencia artificial, blockchain, internet de las cosas, realidad virtual y realidad aumentada, drones, big data)”, “Legaltech” y “Prueba electrónica y ciberdelincuencia”. Este programa de postgrado dura un año lectivo.
El objetivo de este Curso es proveer al alumno de conocimientos especializados para la práctica profesional en el ecosistema TIC con el fin de que pueda manejarse con fluidez en materias como la protección de datos personales, la publicidad digital, las redes sociales, la propiedad intelectual, el emprendimiento digital, el sector de las empresas de comunicación y audiovisual, los delitos en la red, la prueba informática, y la ciberseguridad.
Por tanto, es evidente que el Centro Universitario Villanueva ha sabido interpretar lo que se busca en el sector legal hoy en día en materia de formación jurídica-tecnológica y jurídica-empresarial, lo cual queda ratificado por el hecho de que este año, nuevamente, se han vuelto a cubrir la totalidad de las plazas.
Mi buen compañero Julián Plaza, director del Curso junto con Mercedes de Prada, ha logrado armar un excelente equipo docente entre cuyos destacados miembros se encuentran expertos como Borja Adsuara, Óscar Cortés, Esther Montalvá, Paula Ortíz, Alejandro Puerto, Lorena Pérez, Lorena Rivera, entre otros compañeros.
LenguajeJurídico.org es un proyecto digital joven que nace con el objetivo de facilitar la comprensión del lenguaje jurídico a fin de poner el Derecho al alcance de quien lo necesite.
Entrevista hecha por el periodista jurídico y emprendedor digital LuisJa Sánchez.
Envíanos tú también un artículo a profesionales@lexgoapp.com y nosotros lo publicaremos en nuestro blog. ¡Anímate!