“Es fundamental que el despacho elija bien el partner que le ayudará en su transformación digital”
Hombre de marketing, conocedor profundo del mundo tecnológico, José María Fernández Comas se ha convertido en un apóstol de la transformación digital.
De la mano de Wolters Kluwer impartirá diferentes conferencias en los principales Colegios de Abogados del país hablando de #LegalTech. Estas son sus reflexiones sobre la relación entre abogacía y tecnología.
En primera persona:
“He estado muchos años liderando departamentos de marketing y ventas de diferentes proveedores de tecnología a despachos (especialmente bases de datos y software de gestión), pero fue a finales de los 90, al estudiar Derecho vía online en la UOC, cuando realmente me di cuenta que internet y la tecnología iban a influir decisivamente en el sector legal.
Años más tarde, con ese bagaje de Derecho, tecnología, marketing y ventas, qué mejor idea que compartir con el mundo jurídico contenidos, herramientas y tendencias sobre gestión del despacho, tecnología y habilidades , siempre de forma muy concreta (como diría Di Stefano, “bajando el balón al pasto”), a través de Derecho Práctico, publicación online que dirijo. Y creo que ha sido una apuesta muy oportuna, estando como estamos inmersos en esta revolución tecnológica que confirma definitivamente el cambio de paradigma en la abogacía.
Y siguiendo el camino de Derecho Práctico, hemos creado Abogacía Esencial, un programa focalizado en la abogacía joven y estudiantes. También imparto conferencias en los #EncuentrosLegaltech que Wolters Kluwer organiza en Colegios de Abogados de toda España planteando un tema de máxima actualidad: cómo la Inteligencia Artificial puede beneficiar a los despachos y de qué manera va a afectar al mercado de servicios legales. Como colofón, analizo Jurimetría, analítica jurisprudencial predictiva, como caso real de herramienta basada en IA.”
¿Cómo se ha metido en esta aventura de evangelizar a los abogados desde sus Colegios en materia de transformación digital?
En primer lugar, creo que es necesario lanzar un mensaje muy práctico que identifique qué beneficios reales aporta ese proceso, qué herramientas concretas y qué modo pueden ayudar a los despachos y, por añadidura, cómo puede afectar la creciente irrupción de la tecnología, y la inteligencia artificial en concreto, al sector legal.
Wolters Kluwer creó con estos objetivos los #EncuentrosLegaltech y me propuso transmitir un discurso independiente que consiguiera poner el punto sobre las íes en ese reto que supone para todas las firmas adoptar a la tecnología y a la inteligencia artificial como un socio de confianza.
¿Qué rasgos debe tener un buen orador en estos temas para que sea convincente?
He de decir que es un reto diseñar un discurso alrededor de estos temas tan manidos sin caer en una retórica estéril o abusar de definiciones teóricas.
Claves de un buen contenido son el rigor y la independencia, y además, personalmente, he optado por recurrir mínimamente a aspectos teóricos y sí a identificar beneficios y herramientas existentes en el mercado para que la abogacía tenga una referencia clara con la que pueda establecer una analogía y tener claro cómo transformar su despacho.
Y por supuesto, hay que transmitir pasión y mucha energía constructiva porque, queramos o no, en las revoluciones siempre hay bajas. Y estamos viviendo una auténtica revolución no sólo en el sector legal, sino en todos los frentes.
Usted puso en marcha Lexplorer, un proyecto pionero que compara productos de editoriales jurídicas, ahora ellas lanzan herramientas digitales ¿Es una evolución lógica desde su punto de vista?
Sin duda alguna. En estos momentos estamos decidiendo vías de financiación (con ENISA y otras opciones) para que Lexplorer crezca, se adapte al potencial de la emergente industria legaltech y coja todo el músculo que requiere un marketplace potente de herramientas y tecnología para despachos.
Además, estamos diseñando canales de integración en Derecho Práctico, ya que un marketplace (no confundir con tiendas online o directorios), no sólo debe comparar y ofrecer ventajas a sus usuarios, sino proporcionarles experiencias transversales y en diversos formatos para superar con creces sus expectativas.
¿Cómo le miran los abogados cuando les dice que la transformación digital es el presente y que tienen que subirse al carro?
Pues su cara podría traducirse con esta expresión: ‘Vale, sí, pero cómo’. Y por supuesto. ‘¿cuánto me va a costar?’. Yo, que no soy consultor ni proveedor de tecnología, siempre insisto en que elijan bien a ese partner que les ayude en la transformación digital.
Al abogado se le exige que sea un excelente vendedor de servicios jurídicos, pero también tiene que convertirse en un magnífico comprador de tecnología. Y si el mercado le exige que tiene que diferenciarse, demostrar su excelencia, especializarse o emplear un idioma que entienda su cliente, el abogado debe exigir esos mismos requisitos al consultor o proveedor de tecnología.
Rompamos mitos. ¿Diseñar una transformación digital en un bufete es caro?
Muy buena pregunta, porque la transformación digital no es cara, es carísima, cuando antes no se ha afrontado lo fundamental y decisivo: desarrollar una cultura empresarial y digital en la firma, y que todos sus miembros “hablen el mismo idioma”.
Lo de elegir herramientas y tecnologías es posterior. Y en medio, está esa fase de autoconocimiento del despacho para no transformarse digitalmente a ciegas. Finalmente, hay que decir que puede ser ruinosa cuando no se elige al proveedor o consultor adecuado: los despachos ahí se juegan muchísimo.
¿Van a desaparecer los abogados cuando se desarrollen herramientas tecnológicas?
Lo hemos apuntado antes: en las revoluciones siempre hay bajas. Por supuesto que la tecnología, y muy especialmente la inteligencia artificial, pueden apartar del mercado a una parte de la abogacía.
Concretamente, a esa abogacía que lleva a cabo únicamente tareas repetitivas, automáticas y automatizables. Tareas como revisión de contratos, que no exige creatividad y valor añadido.
Un abogado, tras tres o cuatro horas enfrascado en esas lides, se agota y empieza a perder precisión, algo que la máquina no va a hacer. La solución, sin duda, es que se ‘deleguen’ esas tareas en la tecnología para poder acometer aquellas que realmente nos convertirán en mejores expertos.
¿Cree que habrá una brecha digital entre los despachos que lo asuman y aquellos que queden al margen de este cambio digital?
Sin duda, porque, entre otras cosas, la implementación de tecnología e inteligencia artificial en la gestión del despacho supone ser más eficiente y más competitivo. La abogacía puede ser eficaz, es decir, conseguir la meta fijada en un plazo y con unos recursos determinados.
Pero ser eficiente supone conseguir el mismo objetivo dedicando a un asunto menos recursos, y el más valioso de los recursos es el tiempo. De este modo, podemos ser más eficientes, y además más competitivos, ya que podemos presentar unas propuestas más atractivas a los clientes.
¿Es cierto que la transformación digital viene generada por los clientes? ¿Si los clientes no hubieran empezado ese cambio los despachos no lo harían?
Pensemos que la transformación digital no afecta sólo al sector legal, sino a todos los sectores. Hablamos de un fenómeno imparable. Por lo tanto, los clientes ya están viviendo ese proceso o, al menos, lo ven como algo que aporta valor añadido.
¿Qué le diría a aquel abogado que aún tiene dudas de gestionar la transformación digital de su despacho?
Primero, que dudar no es malo, lo malo es la indecisión. Y si tiene que dudar, que lo haga sobre el cómo y con quién, pero no acerca del qué y del cuándo.
Tiene que hacerlo ya, cuanto antes mejor, conocer a fondo el perfil de su firma, recursos con lo que cuenta, qué procesos internos son automatizables y empezar a entrenar con el ensayo y error para poder encontrar el camino más adecuado.
Por @LuisjaSanchez periodista jurídico
