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¿Qué demandan los clientes a sus despachos de abogados?

Contestar a la pregunta de este artículo no es sencillo. Hay que darse cuenta que no hay dos clientes iguales ni dos abogados que ejerzan la abogacía de la misma manera. Sin embargo, a lo largo de los años, sí hay una evolución importante en lo que reclaman los clientes a sus asesores jurídicos. A largo plazo, tranquilidad y una hoja de ruta para poder desarrollar el negocio. Y a corto plazo, estar ahí y ser ese apagafuegos que es necesario cuando surge el conflicto.

En un entorno legal como es el español no resulta sencillo ni crear un negocio y hacerle crecer ni ser partner o asesor jurídico de esta empresa. La falta de solidez de muchas de nuestras normas jurídicas, muchas de las cuales cambian de forma notable, léase las normas concursales con más de una docena de reformas en los últimos diez años, no ayuda a tener ese escenario claro para poder generar negocio. En esta tesitura el papel del abogado es aún más relevante. Tiene que conocer el terreno y salvar los obstáculos en forma de normas.

Hablábamos al principio de la tranquilidad que quiere la empresa para poder trabajar. Ese escenario de calma sólo es posible si el empresario cuenta con un abogado o despacho que conozca bien el sector, la actividad de la empresa y sepa, por ese motivo, ganarse la confianza del cliente. Los cambios normativos pueden y es lógico que así sea, pasarse al empresario, porque su fuerte no es conocer el mundo legal, sin embargo debe ser el punto clave del despacho. Ser proactivo y evitar conflictos.

En un mundo como el que vivimos el papel del abogado ha ido cambiando. Con él se ha ido introduciendo el concepto de abogacía preventiva. Una forma de trabajar que le obliga al jurista a buscar otras soluciones antes que ir a juicio. Por desgracia, en un país con los nuestros, que no se ha construido un nuevo juzgado en los último seis años, parece lógico evitar la disputa y buscar desde la negociación el acuerdo. El abogado diligente buscará ese acuerdo con la otra parte. El coste del pleito tanto económico como emocional es importante  y no todo el mundo lo asume.

En el corto plazo, el trabajo de un abogado se asemeja al de un capitán en un barco en medio de la tormenta. Hay innumerables embestidas provocadas por el mal tiempo pero al final el navío no cae en la oscuridad sino que se mantiene a duras penas. El papel del abogado debe ser buscar la fórmula que esos imprevistos que surgen en el camino del empresario no le generen más problemas y le dejen crecer. Es fundamental una comunicación fluida entre despacho y cliente para que la actuación sea lo más inmediata posible.

En este escenario global, sin fronteras, donde la inmediatez la genera la tecnología, no hay excusas para que la relación con el cliente sea fluida. Habrá que buscar esos tiempos de atención al propio cliente y estar disponible en la medida de lo posible. Tengamos en cuenta que los empresarios suelen ser prudentes con sus llamadas a sus asesores legales. Y si realmente te molestan es que algo es importante.

Es, por tanto, fundamental que la relación entre abogado y cliente sea un marco fluido donde existe la empatía y la comunicación a dos bandas. Cualquier cosa será poner palos en las ruedas de ese tren que es la relación de confianza con nuestro cliente. Es necesario que exista dicha comunicación para que ambas partes, que ahora forman un todo en muchos casos, aborden ese problema legal que les preocupa. Sin esa relación de comunicación no se puede construir ninguna relación con el cliente y estaremos en riesgo de perderlo.

Recuerda que los clientes buscan abogados especialistas, que conozcan bien su materia y también el negocio de su empresa.  Cuanto más te impliques en el negocio más te lo van a agradecer, que no te quepa duda.

Abogados especialistas como los que puedes ver en LexGoAPP. Y sobre todo que sepan adaptarse a su negocio y a los tiempos del mismo.  Si eres capaz de conectar con ellos tendrás clientes para mucho tiempo.

 

Un cordial saludo, nos leemos en Twitter

@LuisjaSánchez,

Periodista y emprendedor jurídico

 

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