Emilio Gude, socio y director adjunto de Ceca Magán Abogados
A lo largo de estos últimos años, la evolución de Ceca Magán Abogados como firma legal ha ido de la especialización a la diversidad como firma referente en la abogacía de los negocios sin perder sus señas de identidad.
De aquella boutique que creó el laboralista Esteban Ceca Magán a un bufete multidisciplinar con el tamaño suficiente para dar respuesta en todas las necesidades de las empresas.
Emilio Gude, abogado y adjunto a dirección del despacho confiesa que uno de los logros del bufete ha sido convencer a primeros espadas de la abogacía para que se sumaran a nuestro proyecto. “Para ello les convencimos Ceca era una firma moderna, competitiva”. Este jurista nos ayuda a conocer su visión del mundo de la abogacía en este entorno de postpandemia, donde los despachos alternan las reuniones presenciales con los clientes con los eventos multimedia, vía zoom o teams como forma de comunicación.
Una firma como Ceca Magán, uno de los despachos referentes en el mundo de los negocios ¿Cómo ha evolucionado en este contexto post pandemia?
En realidad, hemos intentado mantener muchas de las cosas que veníamos haciendo, si bien de otra manera. La primera sin duda ayudar a nuestros clientes nuestro objetivo primordial, cuidar a nuestra gente, incorporar nuevos profesionales de alto nivel incluidos socios, hacer valer nuestra marca y continuar dando a conocer nuestro estilo propio…
Si bien todo, en un entorno distinto, digital, pero no nos ha detenido en ningún aspecto más allá de coincidir menos todo el equipo en la oficina.
¿Qué balance hace de la evolución de la firma de boutique laboral a firma jurídica de servicios plenos en la abogacía de los negocios?
La evolución es radical. Del Ceca Magán que conocí cuando aún no tenía ni 40 años al Ceca Magán ya entrado en la cincuentena no se parece nada, excepto en algo que es la idiosincrasia de la casa: el que llamamos Estilo Ceca.
Actualmente nuestra brillante área de laboral, que sigue siendo el mascarón de proa de esta casa, es el 46% de la facturación habiendo crecido en términos absolutos continuamente.
Hoy servimos mejor, en más disciplinas y en más sitios a nuestros clientes. El asesoramiento a empresas no pasa por las asignaturas de la carrera, sino del conocimiento profundo de sus negocios y de los sectores.
Para dar un buen servicio los equipos deben ser transversales y saber trabajar coordinados con otras áreas, esto es lo que hemos logrado en este cambio de boutique a firma de servicios legales para las empresas.
¿Qué es lo que hace diferente a Ceca Magán de otros despachos de su entorno en estos momentos?
Interna y externamente reitero es nuestro estilo propio, el Estilo Ceca. Pero siempre acompañando al cliente, conociéndole, ofreciéndole soluciones ad hoc.
Creo que la principal característica es que los clientes en Ceca son algo más que clientes. Una especie de socios. Difícil de describir, pero fácil de apreciar.
¿Qué es lo que más le llama la atención de la adaptación de los despachos de abogados a este escenario postpandemia?
Creo que en general los grandes despachos nos hemos adaptado rápido. Nos adaptamos enseguida al teletrabajo, dimos soluciones a los clientes en plena incertidumbre…
En realidad, lo doy como una etapa superada y pienso más en cómo vamos a cambiar en la vuelta. De hecho, hay algunos aspectos de la vuelta que me preocupan especialmente aún y que estamos trabajando en ellos.
¿Qué papel está jugando la tecnología en la transformación digital de los despachos?
Es esencial. No hay futuro para cualquier firma que no tenga claro que la tecnología es fundamental. Si bien creo, al contrario que otra opinión, que lo es como herramienta y no como sustituto.
¿Hasta qué punto el modelo actual de despacho que todos conocemos va a modificarse por el impacto de la tecnología?
En realidad, en mi opinión no cambiará en lo esencial. La tecnología hará y facilitará labores que hacen abogados, pero también sabemos que hay y habrá escasez de jóvenes abogados con talento.
El valor del asesoramiento nunca ha estado en las labores mecánicas sino en guiar legalmente a nuestro cliente a que haga más y mejor negocio con menos riesgos. Eso no va a cambiar.
¿Cómo está afectando a la relación entre abogado y cliente en estos momentos?
Es complicado. En clientes maduros, que llevan en la casa mucho tiempo y de los que conoces todas sus circunstancias, es más fácil. Hechas de menos la complicidad, la camaradería, la cercanía compartiendo éxitos….
En los clientes nuevos, en aquellos que quieres que depositen su confianza en ti, se hace más difícil desde la videollamada, desde la lejanía…pero también es cierto ahora premia la inmediatez y agilidad y ahí la tecnología antes comentada facilita mucho las relaciones: teams, zoom, WhatsApp etc.
¿Es cierto que el asesoramiento que reclaman más las empresas en estos momentos está siendo más a corto plazo y temas más de subsistencia?
No diría de subsistencia, pero sí de clarificar el marco en el que se mueven. El año pasado la producción legislativa fue tremenda.
Salía un real decreto cada 10 minutos y debíamos ponerlo en el contexto de la vida empresarial de nuestros clientes que no era nada fácil. Una vez superado ese momento es cierto que se empieza a retomar la vía de la planificación de nuevos negocios y operaciones.
¿Ve posible que en el futuro las grandes firmas creen sus legaltech para dar servicios a empresas y clientes?
Convencidísimo. Serán otro player en el mercado, pero no hay que tener miedo. Cada uno sabe en qué espectro compite y es ahí donde tienes que diferenciarte. Hay sitio para muchos nichos y muchas opciones para esos nichos.
¿Cómo vive el movimiento Inkietos del que usted forma parte estos cambios en la abogacía y en los despachos?
En Inkietos tenemos la obligación de mirar lo que está pasando en 2030. Y es ahí donde nos enfocamos, sin descuidar la realidad ni la parte más humana de la abogacía, pero interpretando el futuro. Son las mismas preguntas que hicieron evolucionar a la humanidad desde el principio de los tiempos, nada nuevo: ¿Quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿Adónde vamos? Eso es Inkietos y ese es nuestro ideario, cuestionarnos todo y ver cómo será la abogacía en el futuro.
Por @LuisjaSanchez, Periodista Jurídico