Emilio Martínez, Director General de Organización de Cuatrecasas
Emilio Martínez ha desarrollado toda su carrera en Cuatrecasas, ocupando en los últimos veinte años el puesto de director general de organización (COO) de la firma, en la que trabajan más de 1.000 abogados en más de 13 países. Al mismo tiempo está al frente de la Junta Directiva de Inkietos durante el periodo 2020-2023.
Este profesional es graduado en Derecho y Programa de Desarrollo Directivo (PDD) por IESE y Además, es miembro de Executive Directors Forum y de Association of Legal Administrators (EEUU) y mentor en el programa de mentoring organizado por Barcelona Activa (Ayuntamiento de Barcelona)
A lo largo de esta entrevista explica su visión de cómo los despachos de abogados están evolucionando en este entorno de pandemia. Un despacho como Cuatrecasas ha tenido en su ADN la apuesta por la innovación. El ejemplo más claro es la Aceleradora Cuatrecasas que ha servido de apoyo a muchas startups en su desarrollo como empresas tecnológicas.
Desde su punto de vista “las firmas deben estar preparadas para centrarse en la aportación de alto valor añadido porque será lo único que el cliente estará dispuesto a pagar y las tareas más rutinarias serán sustituidas por tecnología o modelos alternativos.
Una firma como Cuatrecasas, pionera en el uso de la tecnología, ¿Cómo ha evolucionado en este contexto post pandemia?
La firma ha evolucionado muy bien debido a que con anterioridad iniciamos la transformación digital y las inversiones realizadas en tecnología y procesos han dado sus frutos.
Si alguna vez hubo alguna duda de si debíamos o no invertir tantos recursos en tecnologías y procesos creo que ha quedado claramente disipada.
¿Qué balance hace del proyecto de aceleradora de Cuatrecasas ya más de cinco años operativo?
Tremendamente positivo. El programa Cuatrecasas Acelera se ha consolidado en el sector y prueba de ello es el nivel y la madurez de los proyectos que nos llegan.
Durante estos cinco años hemos ido evolucionando y aprendiendo, dando como resultado una serie retos más exigentes, pero, a su vez, muy motivadores. Poder coger el pulso de lo que está pasando o pasará en nuestro sector resulta muy gratificante si realmente estás comprometido con la innovación.
¿Qué es lo que más le llama la atención de la adaptación de los despachos de abogados a este escenario post pandemia?
Sin ninguna duda, la velocidad con la que se han adaptado todas las firmas legales a este nuevo escenario, desde las más pequeñas a las más grandes. Esta es la grandeza del sector, con fama de inmovilismo y poco innovador pero que cuando se requiere se transforma a una velocidad sin precedentes.
¿Qué papel está jugando la tecnología en la transformación digital de los despachos?
Fundamental, debido a que la tecnología es la base en la que se sustenta la transformación digital. No obstante, por el hecho de adquirir un determinado hardware o software un despacho no se transforma, si bien es cierto que es necesario.
La transformación digital se apoya en otras cuestiones tan o más importantes que la adquisición de herramientas tecnológicas. Se debe producir un cambio cultural para poder afrontar los retos y oportunidades y dar respuesta a las nuevas necesidades de los clientes. Por consiguiente, la transformación digital ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad.
¿Hasta qué punto el modelo actual de despacho que todos conocemos va a modificarse por el impacto de la tecnología?
Los trabajos rutinarios o de escaso valor añadido serán realizados o sustituidos por tecnología y el “delivery” de éstos será mucho más rápido y eficiente. Actualmente el cliente exige una mayor eficiencia y es aquí donde la tecnología juega un papel fundamental porque esta demanda por parte de los clientes no cesará.
Las firmas deben estar preparadas para centrarse en la aportación de alto valor añadido porque será lo único que el cliente estará dispuesto a pagar y las tareas más rutinarias serán sustituidas por tecnología o modelos alternativos donde la estructura de fées es muy diferente a la de una firma convencional.
¿Cómo está afectando a la relación entre abogado y cliente en estos momentos?
No cabe duda, el cliente cada vez es más sofisticado y los conocimientos técnicos del abogado son muy importantes pero insuficientes
A los conocimientos técnicos deberíamos añadirle la necesidad de tener un conocimiento profundo tanto de la compañía como del sector que represente el cliente y, por qué no decirlo, una empatía que forje una relación de absoluta confianza.
Sólo así será posible satisfacer y anticiparnos a las necesidades de los clientes.
¿Es cierto que el asesoramiento que reclaman más las empresas en estos momentos está siendo más a corto plazo y temas más de subsistencia?
La verdad es que no tengo esa percepción, debido tal vez al tipo de cliente o asuntos que nosotros asesoramos.
El asesoramiento solicitado por un cliente siempre viene motivado por una necesidad o de forma preventiva. No obstante, lo que sí demandan cada vez más los clientes es la eficiencia comentada anteriormente en los servicios que prestan las firmas legales y esta demanda / exigencia perdurará en el tiempo.
¿Ve posible que en el futuro las grandes firmas creen sus Legaltech para dar servicios a empresas y clientes?
Es posible que algunas firmas nacionales creen o inviertan en compañías Legaltech como está sucediendo en Reino Unido y Estados Unidos pero, lo que no tengo ninguna duda es que habrán firmas que creen sus ALSP (alternative legal service providers) o trabajen conjuntamente con otras ya existentes en aras de la búsqueda de la eficiencia tan demandada por los clientes.
Esta colaboración entre firmas legales “tradicionales” con firmas “newlaw” ya se está produciendo en el mercado anglosajón y más pronto que tarde se consolidará en nuestro país.
¿Cómo vive el movimiento inkietos del que usted es presidente estos cambios en la abogacía y en los despachos?
Con muchísima expectación. El sector jurídico está inmerso en una transformación sin precedentes produciéndose cambios muy significativos.
Por un lado, hemos podido comprobar que la tecnología se ha democratizado y el sector se ha adaptado a una nueva situación desconocida hasta el momento; las firmas legales están transformando su cultura adaptándose a la exigencia del cliente que no es otra que la clara y nítida aportación de valor en los servicios que presta.
También observamos los cambios que se están produciendo en la forma de trabajar; el uso de metodologías ágiles para una mejor gestión de sus asuntos; la irrupción de herramientas tecnológicas basadas en inteligencia artificial; la entrada en nuestro país de las ALSP y un largo etc.
Como inkietos que somos, todo lo que huele a innovación y disrupción nos encanta y mucho me temo que esto sólo acaba de comenzar.
Por @LuisjaSanchez, Periodista Jurídico