Entrevista a Natalia Martos, CEO y fundadora de Legal Army
Natalia Martos abogada y empresaria española experta en derecho corporativo, de los negocios, de nuevas tecnologías, propiedad intelectual, privacidad e innovación, así como en transformación digital de todo tipo de industrias.
Más de 18 años de experiencia enfocados en el sector de la industria digital, medios de comunicación online y offline y startups. Posee una dilatada experiencia como abogada profesional de empresa, responsable institucional y regulatoria especializada en el sector Internet, medios y nuevas tecnologías, tanto en la UE como en América.
Ahora lidera Legal Army su proyecto profesional de despacho de abogados creado hace tres años. Una nueva forma de entender el asesoramiento jurídico, más ajustado a las necesidades y costes que pueden pagar los clientes
¿De este Inkietos Live Day celebrado recientemente, con que se queda a modo de conclusión final?
La pandemia ha supuesto un punto de inflexión en la prestación de los servicios jurídicos que han cambiado sustancialmente. La digitalización y las restricciones presupuestarias post-COVID han dado entrada a nuevas formas de ejercer la abogacía. Se ha generado un cambio de paradigma con la digitalización, el trabajo en remoto y los nuevos actores del sector jurídico, los ALSP.
Usted ha participado en una mesa en este evento sobre despachos saludables ¿Cómo ha visto la evolución de los despachos de abogados en estos meses de pandemia, que es lo que más le ha llamado la atención?
Lo más reseñable es que velocidad con la que despachos han acelerado su digitalización que, si bien estaba en su hoja de ruta, no acababa de materializarse y esta nueva realidad les ha empujado a hacerlo.
Lo que más me ha llamado la atención es el aumento de la productividad en el trabajo en remoto y cómo los entornos más tradicionales de la abogacía han tenido que asumir que el presentismo no es imprescindible.
¿Cree que en el futuro el modelo tradicional en las firmas con cierta jerarquía va a evolucionar a otro más plano y flexible?
En mi opinión, los modelos de abogacía tradicional seguirán trabajando con sistemas altamente jerarquizados ya que es su modelo de negocio, sin embargo, los nuevos actores del sector jurídico (ALSP) irán demostrando que se puede mantener un ejercicio óptimo del derecho apelando a la responsabilidad individual y al cumplimiento de objetivos en lugar de mantener estructuras piramidales.
Cuando se vean los resultados económicos de los ALSP y se entienda que los abogados jóvenes quieren tener más conciliación con su vida personal, los modelos clásicos podrán suavizar sus estructuras, pero me cuesta imaginar que lleguen a sistemas planos ya que la estructura jerárquica con una tarifa de precios en función de seniority está vinculada a un sistema de facturación por horas que es opuesto al de los ALSP.
En este proceso de cambio, muchas firmas han impulsado su proceso de transformación digital ¿Cómo está viendo esta transformación?
Con entusiasmo porque era muy necesario este punto de inflexión para que las firmas clásicas ubicaran la digitalización como punto prioritario de su hoja de ruta. Por nuestra parte, como ALSP, nacimos nativos digitales y la pandemia no nos ha afectado.
Usted desde Legal Army ha impulsado el modelo ALSP en nuestro país. ¿Cómo ve el papel de estas firmas alternativas en el sector legal?
La llegada de los ALSP a España ha sido fundamental para abrir el mercado de los servicios jurídicos y atender la demanda de los clientes de la nueva economía. Los clientes que demandan servicios jurídicos han cambiado, se han modernizado y necesitan otras cosas, otra manera de ser atendidos y otro sistema de facturación.
Adicionalmente, el COVID ha restringido los presupuestos de las asesorías jurídicas internas que ya no pueden gastar todo su Budget en firmas tradicionales cuyas tarifas están basadas en horas facturables.
Los ALSP desarrollan una manera de trabajar totalmente diferente, que va de la mano del cliente, atendiendo a sus necesidades con la celeridad que necesita el negocio y que le acompañan en la creación de nuevos productos y servicios desde el inicio, con un elevado conocimiento de la tecnología y el mundo digital que es el mundo donde vivimos.
Esta forma de ejercer la abogacía está pegada a los intereses del cliente que ve cómo sus objetivos de negocio se cumplen con un asesoramiento ágil y sólido.
¿Cómo cree que está evolucionando la relación en este nuevo escenario entre despachos y asesorías de empresa?
Poco a poco los ALSP estamos entrando en los pools de abogados de todo tipo de empresas. En nuestro caso, si bien comenzamos ayudando a startups y PYMES, hoy en día trabajamos para multinacionales de diferentes países y para varias empresas del Ibex.
Esto se debe a que hemos demostrado que nuestro trabajo tiene una excelente calidad y que cuesta menos. En un entorno de restricción presupuestaria, las asesorías jurídicas de las empresas nos han dado entrada y, tras demostrar la calidad del trabajo, nos hemos consolidado como su partner legal.
¿Hasta qué punto la tecnología es ahora un valor diferenciador para los despachos de abogados de cara a ser competitivo?
Es un elemento esencial. La firma que no esté digitalizada a día de hoy no podrá competir en un entorno en el que todo el sector está digitalizado o está proceso de conseguirlo.
Recientemente se han producido movimientos en las firmas como la integración de DaLawyers en Andersen ¿Cree que el escenario va a un sector legal más concentrado?
En mi opinión, las firmas tradicionales comenzarán a plantearse la necesidad de integrar una segunda línea de negocio del formato ALSP, de forma que puedan mantener una clientela en el modelo tradicional y otra en el nuevo modelo. Esta tendencia lleva años siendo ejecutada por las Big Four en mercados anglosajones.
Es un paso arriesgado porque, mientras puedan seguir facturando por horas, a la firma tradicional no le conviene tener el modelo ALSP porque considera que hay un menor beneficio.
Sin embargo, llegará un momento en que el nuevo modelo fagocite al de horas facturables y entonces sí, veremos a las grandes firmas tratando de integrar ALSP y eliminando costes de estructura para atender a un cliente que ya no paga ciertos peajes del pasado.
Por @LuisjaSanchez, Periodista Jurídico