@acayrosanchez
Luis Acayro Sanchez
Magistrado Juez del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 2 de Santander.
La pandemia ha visibilizado la vulnerabilidad de la Administración de Justicia no sólo por la sobrecarga de trabajo que ya arrastraba sino también porque era impensable que se pudiese llegar a suspender durante semanas la actividad de la práctica totalidad de los Juzgados.
No obstante, también ha permitido el impulso de iniciativas y un innegable avance en el empleo de medios tecnológicos.
En ese contexto, se empezaron a celebrar los juicios telemáticos, para lo que ya se tenía cobertura legal suficiente en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
En principio, iban destinados a determinados procedimientos: aquéllos en los que la única prueba fuera documental, lo que beneficia, especialmente, a los Juzgados de lo Contencioso administrativo, lo social y los Juzgados de cláusulas abusivas como el de cláusulas abusivas número 5 de Alicante, que ya celebra más del 95% de sus vistas de manera íntegramente telemática.
Luego se han desarrollado variantes con juicios telemáticos mixtos facilitando la intervención de los profesionales en estrados e incluso se han generado salas de espera virtuales para la intervención de testigos que no ofrecían dudas de identificación e imparcialidad para las partes.
A día de hoy se han celebrado decenas de miles de vistas telemáticas que han ayudado a aliviar la situación de los Juzgados, evitar desplazamientos de los profesionales y reducir riesgos para la salud. De hecho, en caso de que se decretaran nuevos confinamientos, aquellos Juzgados en los que se cumplan las previsiones de la Instrucción 1/2018 de 22 de noviembre de la Comisión permanente del Consejo General del Poder Judicial, podrían seguir funcionando con cierta normalidad.
La cuestión es que, ante la necesidad de buscar soluciones, nos hemos encontrado con que una adecuada gestión junto con el desarrollo de los recursos informáticos que ya tenemos en Cantabria nos podría permitir dar un salto cualitativo en la gestión y tramitación de los procedimientos reduciendo considerablemente los tiempos de respuesta.
Parece obvio, pero se pueden implementar formas y marcos de trabajo que ahorren el tiempo que cada funcionari@ tiene que dedicar a la tramitación de cada procedimiento. Nosotros hemos empezado a hacerlo en el Contencioso nº 2 de Santander.
Me refiero a trabajar con flujos de datos.
La finalidad es agilizar la tramitación procesal mediante la generación de una tramitación guiada y automatizada de los procedimientos.
La clave reside en que cada procedimiento responde a un esquema procesal desde su inicio a su archivo. Para su tramitación, el sistema de gestión actual ofrece listados de plantillas con sus correspondientes códigos, pero, para cada impulso procesal, el funcionari@ debe conocer el expediente y buscar la resolución correspondiente. Esto supone tiempo.
A esa situación tenemos que añadir la frecuencia con la que se paraliza una mesa por bajas que no son cubiertas por sustitut@s o por traslados. Hasta que se reincorporan o se adaptan a la nueva mesa también supone tiempo. Y, lo anterior, en un contexto frecuente de importante carga de trabajo que impide dedicarle tiempo a cada expediente para conocerlo e impulsarlo.
Pues bien, mediante la tramitación guiada lo que se puede conseguir es que sea el propio sistema de gestión el que ofrezca al funcionari@, directamente, la resolución que tiene que dictar en cada momento sin necesidad de tener que conocer en profundidad el estado del procedimiento ni buscar la resolución porque previamente ya se ha configurado. Las ventajas serían evidentes porque puede alivia la falta de medios.
Estamos en la fase inicial. Hemos empezado con los procedimientos abreviados introduciendo en el sistema de gestión los esquemas procesales y configurando las resoluciones individualizadas.
Un último aspecto también muy importante. El coste, desde el punto de vista tecnológico, es cero. Lo que estamos gestionando y desarrollando es el potencial de la tecnología que ya tenemos en Cantabria desde hace más de un año. Y el valor de la ilusión del grupo que lo está haciendo posible es incalculable.