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El universo Fintech no despega con la pandemia: sólo un 32% de los consumidores identifica a estas empresas

Los servicios online más usados para gestionar las finanzas se concentran en las tareas más sencillas como consulta de movimientos o realización de pagos.

El estudio de ASUFIN también revela que seguimos depositando más confianza en la banca tradicional que en los gigantes tecnológicos.

En el año marcado por la pandemia, cuando hemos usado la tecnología para trabajar y comprar más que nunca, las empresas ubicadas en el sector de las Fintech no han terminado de ganar notoriedad entre los consumidores. Un 32,6% de la población reconoce el sector Fintech en 2020, sólo dos puntos por encima de los resultados obtenidos en 2019, del 30,2%, según se desprende del II Estudio ASUFIN sobre conocimiento y hábitos y uso de las Fintech.

La gestión online de las finanzas sigue concentrándose en las tareas más sencillas: más del 90% de la población está familiarizada con la consulta de movimientos o la realización de pagos. Este porcentaje desciende si consideramos la gestión del ahorro, que es llevada a cabo de manera online por el 28% o la contratación de servicios de forma remota, que sólo lo hace el 26%.

Los operadores financieros 100% tecnológicos (Fintech) que mayor aceptación tienen son los relacionados con pagos y transferencias (como Paypal o Transferwise), que usa un 89% de la población. A bastante distancia, quedan otros servicios como los agregadores, que permiten tener en una misma app las cuentas de varios bancos, con un 38%, o los comparadores financieros, con un 26%. 

Esta segunda edición del Estudio ASUFIN sobre el sector, que analiza las respuestas de 1.610 personas residentes en todo el territorio, también revela que los tramos de edad más intensivos en el uso de los servicios Fintech son los comprendidos entre 18 y 55 años, con porcentajes que rondan el 30%. Pasado ese umbral, la brecha se ensancha: hasta 65 años, pasa a ser del 25% y desde edad baja al 19,9%.

CONFIANZA EN LA BANCA TRADICIONAL

Un año más, como ya pudimos ver en el I Estudio Fintech, seguimos confiando más en los bancos convencionales que en las GAFA (las grandes tecnológicas: Google, Apple, Facebook y Amazon) a la hora de gestionar los datos personales que cedemos: algo más de la mitad de la población (51,63%) expresa su confianza en los bancos frente al 37,24% que la deposita en las grandes tecnológicas.

Más llamativo aún: manifestamos mayor confianza en organismos gubernamentales, como la Agencia Tributaria o la Seguridad Social, en un 55,95 y un 58,17%, respectivamente, que en las grandes tecnológicas.

Nos preocupa la cantidad de información de nosotros que ya atesoran las GAFA, hasta el punto de que el 76,56% no cedería más datos. Sin embargo, y en línea con los resultados obtenidos en 2019, volvemos a mostrarnos dispuestos a ceder más de nuestros datos si con ello obtenemos una mejora en los precios de los servicios. En concreto, hasta un 84% de los encuestados estaría dispuesto a ello, frente a un escaso 33% que valora una mejora en la calidad si con ello tiene que ceder más datos.

Patricia Suárez, presidenta de ASUFIN, declara que “nos preocupa la brecha existente en el uso y conocimiento de los servicios que ofrece el sector Fintech, más extendido en la población joven y menos, en la de mayor edad; sin embargo, no podemos perder de vista que hay que concienciar a los más jóvenes acerca de las consecuencias que tiene la cesión de datos a las tecnológicas”.

Patricia Suárez, presidenta de ASUFIN

Transparencia a las fintech

“Por otra parte, y para no repetir errores del pasado, debemos exigir a las Fintech la misma transparencia que exigimos a los operadores convencionales del mercado financiero: los consumidores tenemos el derecho de saber qué se hace con nuestros datos, para qué se recaban y qué valor cedemos a las compañías con ello. Sobre todo, a la población más joven que, en estas transacciones, se sitúa en una posición de mayor vulnerabilidad, por los todavía escasos conocimientos financieros sumados al uso más intensivo de la tecnología”.

Las Fintech han llegado para quedarse. Pretenden hacernos la vida más fácil, evitando acudir personalmente a una sucursal bancaria o a una agencia de seguros, lo que es de gran valor, ya no solo en la vida moderna que vivimos, sino en las circunstancias concretas que estamos sufriendo, donde minimizar los contactos personales es cuestión de salud.

Por ello no es de extrañar que una amplia mayoría de la población realice consultas de movimientos bancarios y realice pagos o transferencias a través de internet. Sin embargo, esta popularidad en el uso de internet contrasta con la percepción que tienen los ciudadanos de las Fintech, pues únicamente 1 de cada 3 conoce esta tecnología, y el porcentaje se reduce drásticamente si hablamos de uso, pues de ese 33% de la población que lo conoce, solo la mitad la utiliza.

¿Pero qué supone usar una Fintech? Ahorrar tiempo en desplazamientos y esperas, quizá precios más competitivos. Pero todo tiene su coste, y en este caso se traduce en la cesión de datos, tanto de uso como personales.

Así, y si bien casi un 70% de la población es consciente del uso de datos que realizan las empresas tecnológicas, no podemos rebajar la protección que en este ámbito es necesaria, debiendo exigirse a las Fintech máxima transparencia y claridad en los servicios ofertados y en las consecuencias que tal uso puede tener en los consumidores

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