Mi nombre es Noelia, sí como la canción de Nino Bravo.
Y vivo en Melilla, sí ese pequeño trozo de España al Norte de África.
Desde el año 2001 soy Abogada. En mi familia nunca ha habido abogados, pero yo desde muy pequeña sentía esa necesidad de ser defensora de las “causas imposibles”. Soy Tauro, soy muy terca (aspecto malo) y tenaz (aspecto bueno).
Me licencié en Derecho con 23 años en la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Estudié la carrera trabajando (era azafata de congresos y comercial de teléfonos móviles). En mi casa no hacía falta pero yo soy muy independiente y necesitaba valerme por mí misma.
Terminada la carrera estuve preparando la oposición para el Cuerpo Jurídico Militar durante un año, pero dada la escasez de plazas ofertadas, decidí probar el ejercicio y ver si “me picaba el gusanillo”, eso de lo que hablaban los abogados, esa adrenalina que viaja por tu cuerpo cuando te pones la toga y subes a estrados a celebrar juicios.
Empecé a ponerme la toga, a hacer juicios, a sentir la adrenalina y a ayudar a la gente.
A los 3 años de colegiada me di de alta en el turno de oficio para defender a los más vulnerables y garantizar su acceso a la justicia a pesar de no tener recursos económicos.
Los comienzos no son fáciles para nadie y para un licenciado en derecho que se tiene que hacer abogado a golpe de juicios, mucho menos.
Trabajo y más trabajo ese es el secreto de un buen abogado, no hay otro. Bueno y un buen padrino que te sepa guiar y aconsejar…
Y pasado el tiempo llegaron unas elecciones para ser miembro de la Junta de Gobierno del Iltre Colegio de Abogados de Melilla como Diputada Tercera y me presento. Y para mayor sorpresa, no presenta candidatura compañero alguno. Salgo electa y me convierto en miembro de la Junta de Gobierno, siendo la Diputada Responsable del Turno de Oficio, siendo la Presidenta de la Comisión del Turno de Oficio de mi Colegio y siendo nombrada vocal del Comisión de Justicia Gratuita del CGAE, donde tuve la suerte de aprender muchísimo de grandes compañeros, en la actualidad su mayoría grandes amigos.
Comisión en la que hemos luchado y trabajado para que el turno de oficio sea respetado y remunerado de una forma digna y acorde al buen trabajo que se realiza y cargo en la Junta de Gobierno en el que he renovado este año sin oposición tampoco.
Con la Ley de Acceso y su entrada en vigor, para obtener el título oficial de abogado y poder ejercer la profesión son necesarios tres requisitos; 4 años de carrera, un año y medio de Máster y pasar por un examen nacional obligatorio.
Así en el año 2016 se crea en Melilla junto con la Universidad de Granada el Máster de la Abogacía y tengo el honor de que cuenten conmigo para participar como profesora de laboral y penal, como tutora de prácticas externas y como miembro de la Comisión Académica. Pudiendo impartir clases a los alumnos del Máster (futuros abogados) enseñándoles mi trabajo diario en el juzgado (tan diferente a lo que se enseña en los libros que estudiamos en la carrera). Pues un abogado no nace sino que se hace día a día, pleito a pleito.
El ejercicio de la abogacía en Melilla es un poco diferente a las grandes ciudades, donde los abogados generalmente se agrupan en grandes despachos, estando especializados por ramas del Derecho. En Melilla la práctica totalidad de los despachos son dirigidos de manera “artesanal” siendo muy importante un conocimiento general del derecho y en especial el derecho de extranjería, dada la proximidad con el reino de Marruecos.
Y tras lo contado, aquí sigo intentando compatibilizar mi vida personal con el ejercicio de esta profesión absorbente, tan enriquecedora (a veces) e ingrata (otras tantas). Aspirando a ser ante todo una buena profesional para poder solucionar, de la mejor manera posible, los problemas de los demás.
Y como dijo Elie Wiesel,
“Puede haber momentos en los que no tenemos poder para prevenir la injusticia, pero nunca debe haber un momento en que fracasemos en protestar”.
A seguir trabajando…
Noelia María Martínez Martínez
Abogada
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