“La pandemia está acelerando la búsqueda de nuevos indicadores para realizar un seguimiento continuo sobre su impacto en la actividad económica, algo muy necesario en una situación tan grave y que cambia con tanta velocidad”.
En este escenario la consulta al BOE y de sus normas legales, así como contar con destacados juristas que interpreten las normas se revela clave en estos momentos
Así lo aseguraba José García Montalvo, catedrático de economía de la Universidad Pompeu Fabra, en un coloquio online organizado por la Fundación Ramón Areces bajo el lema ‘Nuevos instrumentos para medir la salud económica en tiempo real’.
Añadió que este avance es especialmente útil para comprobar el impacto de las políticas que se están aplicando. “Se ha generado la necesidad y el interés de medir la salud de la economía en tiempo real como los pulsómetros que muchos llevamos en nuestra muñeca”, ha afirmado.
Y mencionaba las múltiples herramientas con las que los economistas pueden ahora realizar diagnósticos más precisos y cercanos a la realidad: “Ya se están utilizando las imágenes captadas desde satélites para ver la ocupación de los parkings en los centros comerciales de Estados Unidos o los puertos en China. Desde los satélites incluso podemos ver la altura de las cosechas. Además, se están empleando datos de búsquedas en Google, de precios de productos, sobre el posicionamiento de teléfonos móviles…”
Advirtió García Montalvo sobre el peligro de que estos datos rápidos y de altísima frecuencia puedan ser también como la comida rápida, de consumo masivo y de mala calidad.
“Hay que ser cuidadoso con la construcción de estos nuevos indicadores y su interpretación puesto que, de otra forma, el ‘fast data’ podría ser como el ‘fast food: ‘tempting but bad for you’ (tentadora pero mala para tu salud).
Muchos de estos indicadores son fruto de colaboración de científicos y empresas y exigen un aprendizaje continuo”.
Y recordó por ejemplo, cómo, gracias al uso que se hizo de los cheques que entregó el Gobierno de Estados Unidos para ayudar a la población más vulnerable, se pudo ver la efectividad o no de estas políticas: “Permitieron comprobar, a las pocas semanas de su recepción, cómo se había ido gastando el dinero cada ciudadano y en qué, según los días…
Es algo increíble poder conocer el impacto de una política tan rápidamente cuando antes para llevar a cabo este tipo de evaluaciones tardábamos años. De hecho, solíamos conocer qué había pasado en una recesión cuando se aproximaba ya la siguiente”, añadió-
En este encuentro, García Montalvo moderó a otros tres economistas: Oscar Arce, director general de economía y estadísticas del Banco de España; Oriol Aspachs, director de estudios de CaixaBank Research, y José Vicente Rodríguez Mora, catedrático de economía en la Universidad de Edimburgo.
El primero de ellos recordó cómo el propio Instituto Nacional de Estadística (INE) ha puesto en marcha varios indicadores de actividad que etiquetan como ‘experimentales’ y que están permitiendo disponer de información muy útil en distintas áreas. Por ejemplo, a partir de los datos de movilidad de los teléfonos.
O también por el rastreo del uso de tarjetas de crédito de visitantes extranjeros en España para conocer de forma precisa el flujo de turistas y sus pautas de consumo. “Se abre un abanico de posibilidades y, en el contexto de esta pandemia, donde todo pasa muy rápido, asistimos también a enormes retos que plantean estas nuevas fuentes de datos”, aseguró Oscar Arce.
El director general de economía y estadísticas del Banco de España reconoció que, para medir el PIB a corto plazo, este organismo está mirando directamente el Boletín Oficial del Estado (BOE) para ver los sectores que están sujetos a restricciones en cada momento…
“Para calcular la demanda, también miramos el BOE, para conocer en este caso las restricciones de movilidad por municipios, por sectores… También estamos haciendo algo que no hacíamos antes: descolgar el teléfono y llamar a las empresas que están sobre el terreno y nos comentan cómo lo están viendo, sus perspectivas. Durante el confinamiento, el consumo venía determinado muchas veces por lo que podíamos gastar desde casa, lo que ha estado generando ahorro forzoso”, afirmó
Este responsable del Banco de España se mostró confiado en que regrese pronto la normalidad y que “volvamos a discutir sobre una décima arriba o abajo en las perspectivas de crecimiento, frente a varios puntos de la actualidad”. Y pronosticó que “aunque ahora exista un aluvión de datos, a futuro habrá que ver la representatividad de esos datos para medir la salud de la economía”.
Por su parte, Oriol Aspachs, director de estudios de CaixaBank Research, explico que “la tecnología nos está ofreciendo acceso a muchísima información y de forma muy rápida”. “Los economistas estamos asistiendo a un momento emocionante, pero a todas estas nuevas fuentes experimentales les pedimos lo de siempre: que sean fiables y representativas”. Y ha destacado que aún se encuentran en un momento de aprendizaje, por ejemplo, en el uso de indicadores de sentimiento.
Sí reconoció la evolución en los servicios de estudios de los bancos, desde hubs de información de diferentes fuentes a auténticos interpretadores de esa información. Aspachs se ha referido a un proyecto que está llevando a cabo con otros economistas para medir los niveles de desigualdad en tiempo real por la evolución de la pandemia.
“Observamos diferencias muy notables de consumo entre quienes reciben ayudas y quienes no las reciben. Todo ello nos va a ayudar para ver qué sucede cuando se retiren estas ayudas y a quiénes. Tenemos que utilizar bien estas fuentes de información para tomar decisiones y que realmente sirvan para justificar que un programa está bien diseñado o si es necesario modificarlo. Es el paso que nos falta: transformar esta información que estamos utilizando los economistas en acciones de mejora de política económica”, añadió
El cuarto de los economistas participantes en este coloquio online de la Fundación Ramón Areces fue el catedrático de la Universidad de Edimburgo José Vicente Rodríguez Mora. Se mostró convencido de que los datos bancarios van a marcar el futuro de los estudios porque, por su naturaleza, contienen todos los flujos que hay en la actividad económica.
“La ventaja que tienen es que no solo nos pueden decir qué pasa en un país, sino que pueden hablarnos de PIBs provinciales, de ciudades, de pueblos, por sectores… Estoy convencido de que los datos de transacciones bancarias nos dan a los economistas lo más parecido a un microscopio.
Todas las transacciones están grabadas y de ahí se puede inferir todo. Es cuestión de sumarlo bien. Hay que anonimizar, por supuesto, que es algo sagrado. El futuro irá en esa dirección”. Destacó, entre otras iniciativas, la llevada a cabo en España con la página experimental del INE, que está extrayendo información valiosa de la movilidad de los terminales.
Para Rodríguez Mora, otra de las tendencias apunta al uso de “indicadores de sentimiento, que miden lo que la gente está pensando por cómo se comunica, por lo que hablan, y que permite adelantarse a las demandas…”
Por @LuisjaSanchez, Periodista Jurídico