Hace un mes mes empecé una nueva aventura en NoLegalTech, y nada más aterrizar me enviaron en misión al V Legal Management Forum de Inkietos y Wolters Kluwer, para ponerme las pilas en esto de la Legaltech. Nada como una jornada con expertos en innovación y management para aprender y vislumbrar qué nos espera en los próximos años.
De hecho, allí los organizadores plantearon un interesante ejercicio de predicción colectiva y los asistentes –mayoritariamente abogados- pudimos opinar en riguroso directo sobre el futuro escenario legal. ¿Qué ocurrirá en 10 años? ¿Dónde estarán la mayor parte de los profesionales que hoy ocupan el sector legal? El 90% del público votó que en 2028 la abogacía será altamente digital, y el 34% que la tecnología suplantará en gran medida a los abogados. No necesariamente robots, sino algoritmos y programas que prestarán parte de servicios en que hoy interviene el factor humano. Y en este cambio es protagonista principal precisamente la Legaltech o tecnología aplicada al mundo legal.
Al hilo de estas cuestiones, reflexiono en voz alta sobre esa tecnología aplicada. ¿Qué tecnología? En España hay ya un abanico de desarrollos tecnológicos para el mercado legal (que puedes consultar en el mapa visual de la Legaltech en España que ha elaborado Jorge Morell): desde software de gestión de despachos, hasta para constituir o validar prueba digital, pasando por automatización de contratos o de reclamaciones. Muchas de estas empresas crean productos que sustituyen la labor de los abogados, implementando sistemas informáticos en lugar de procesos de ejecución humana.
Entonces, ¿significa eso que se está usando tecnología en el sector legal? Creo que la respuesta es, a priori, no: los usuarios o consumidores de servicios legales usan la tecnología en general, que en su expansión está llegando a sectores como el legal.
Mi experiencia trabajando con despachos pequeños y medianos se resumiría en que los abogados recurren a herramientas tecnológicas para solucionar problemas puntuales. Pero cuando hablamos de Legaltech no podemos pensar solo en usos o aplicaciones concretas: debemos abordar cómo la tecnología puede transformar el modelo de negocio, los procesos internos y la relación con el cliente en el mundo legal.
Por ejemplo, casi todos los despachos cuentan con un software de gestión, pero la mayoría lo utiliza como un almacén de información, simplemente para tener los expedientes a mano y poderlos consultar fuera del despacho. Y esto, estimados compañeros, no es Legaltech. Un uso de las funcionalidades del software de gestión nos permitiría saber qué tipos de procedimientos llevamos con más frecuencia, o cuáles representan más volumen de facturación. ¿Y si resultase que estos asuntos son en gran medida auto-gestionables? ¿Por qué no plantearse un desarrollo de software a medida, que permita automatizar las comunicaciones con el cliente, la entrega de documentación o el cobro? He ahí la Legaltech como elemento transformador de los despachos, y no en el uso de correo electrónico o Whatsapp como etiqueta TIC que se ponen algunos.
Otra cuestión que he vivido en primera persona: la Legaltech no es sólo para despachos grandes.
Entonces, ¿puedo hacer Legaltech sin blockchain ni machine learning? ?¿Sin robots en mi oficina? ¿Sin grandes desembolsos? Sí, si que puedes.
El mundo de la Legaltech es muy grande, y lógicamente importa las tendencias del sector tecnológico, pero también sus burbujas y modas. Si hace unos años creímos que no podríamos ser abogados si no sabíamos programar smart contracts, ahora parece que no sobreviviremos sin machine learning en los despachos. O sin un bot. Existen en el mercado numerosas alternativas, desde herramientas open sourced públicas con las que trastear (sí, con un poco de ayuda) a proyectos colaborativos en los que involucrarse. Plataformas que ya nacen con vocación de servir a los abogados y ayudarlos en sus procesos internos, al alcance de cualquiera. ¡Vivimos en la era de la información! Todo está en internet.
Si me pidieran un consejo, como a algunos de los ponentes del Legal Forum, diría que reflexionemos sobre los objetivos a conseguir, y veamos cómo nos podemos ayudar de la Legaltech. De nada sirve aplicar tecnología al derecho si no sabemos adónde queremos que nos lleve.
La evolución tecnológica de los despachos o de los abogados va más allá de cambiar la máquina de escribir por el ordenador, y tampoco necesitamos a Watson en la mesa para poder innovar en el mundo del derecho. Se trata de pensar qué modelo de negocio queremos seguir, y de cómo nos puede ayudar el software en el camino. Primero cambia la cultura y la mentalidad, y luego busca los recursos tech que las personas necesitan.
¿Que no hay tiempo para pensar en cambios del modelo de negocio?
Bueno, realmente no hay tiempo para no pensarlo. Si no tenéis en mente una jubilación anticipada o dejar el mundo legal en cinco años, más vale sentarse a pensar adónde dirigir vuestro negocio. De lo contrario puede que mientras dedicas una hora de tu tiempo a escuchar los problemas conyugales que llevan al cliente a encargarte su divorcio, la competencia le dé la opción de rellenar un formulario, subir la documentación, y hacer el pago online sin dedicarle ni un minuto. Y si pensáis que el trato humano es insustituible, acordaos de las veces que habéis optado por comprar vía internet para que ningún dependiente os haga preguntas en la tienda.
Si seguís sin creeros del todo que la tecnología determine la competitividad de un despacho, os sugiero un experimento a coste cero. En NoLegalTech aplicamos al trabajo legal la metodología propia del mundo tecnológico: trabajo por proyectos, plazos ágiles y entregas parciales al cliente. Probadlo un mes, y hablaremos entonces de por qué la tecnología es imprescindible para que el sector legal tenga una vida larga y próspera.
Por Maria Cerviño, abogada de NonLegalTech