Vamos al grano:
- En primer lugar, pregúntate cómo has llegado hasta aquí. ¿tu vocación es la abogacía? Si no lo es, podrás ganarte la vida como abogado, de momento, (veremos en unos años con los efectos de la inteligencia artificial), pero ya puedes innovar desde ya, para no quedarte obsoleto en muy poco tiempo.
- Si eres abogado de vocación, exprime el derecho y disfruta del camino. Triunfarás, de eso no hay duda.
- Como la mayoría de abogados no son de vocación, te recomendamos que te gestiones a ti mismo como una empresa. Acabas de aterrizar en un sector terriblemente competitivo y maduro y con márgenes muy bajos.
- No hay atajos. Vas a trabajar muchas horas, con vocación o sin vocación. Olvídate de conciliar, si quieres sobrevivir en esta profesión. En la abogacía se exige mucho. Tienes que estar disponible para el cliente y sus asuntos a cualquier hora del día. Si esto no lo ves, cambia de profesión. Exigencia, rigor y muchas horas de trabajo. Sin atajos.
- Si tu meta es convertirte en socio de un despacho de abogados, estudia mucho, sacrifícate mucho, trabaja muchas horas y consigue clientes. Todos eso, tampoco te asegura llegar a tu meta, pero estarás cerca.